Herido, corazón mío
Sólo yo sé cuánto dolor se guarda en un corazón roto,
amoratado y de honda herida;
cómo se sufre el ardor al cicatrizar,
arrancar antes la costra dejando
su rastro de sangre y que al final
la herida se reduzca a una cicatriz hinchada:
imborrable, irremediable.
Un corazón tatuado con recuerdos
cuya tinta se opaca
o su forma original se desvanece:
todos ellos se pierden
y cuando años más tarde logran comprenderse
ya éstos no significan lo mismo, o significan nada.
Un corazón,
el corazón mío que quedó curado en espanto;
mío, cicatrizado y a veces triste.
Mío y a veces hinchado,
a veces adolorido,
a veces rojo y otras morado,
pero no volverá a ser verde.
Corazón distraído,
corazón distante,
corazón mío:
no guardes más dolor:
ábrete como lo hiciste antes y saca todo,
la pasión incluso, ésa que te dominó.
Pasión necia,
pasión furiosa,
pasión violenta e irracional.
Vacía los baúles de restos
y de recuerdos inútiles
y porciona en todos ellos
locura, pasión y prudencia
para el resto de nuestro largo camino;
camino empedrado o pavimentado,
tú y yo, corazón,
correremos, trotaremos y tropezaremos juntos,
cairemos, querido,
pero no nos hundiremos, torpes,
en bache ninguno, nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario